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UN LOFT NEOYORQUINO EN MALASAÑA

Publicado por Marta

27 de abril de 2022

Lo único que había de origen en la vivienda era la pared de ladrillo visto, el techo de vigas y el suelo de madera de roble

Ambiente neoyorquino en pleno centro de Madrid

 Un proyecto de estas características solo podía ubicarse en un barrio como el de Malasaña, en la capital madrileña, referente de la cultura underground, bohemio y cosmopolita. Y sucedió que Rober Quiñones-Her, fundador de RQH Studio, se dejó llevar por la particularidad de este ambiente urbano para desarrollar una vivienda con carácter a partir de la base que se encontró cuando llegó, ya de por sí muy singular y con claras reminiscencias neoyorquinas. Porque no estamos hablando de una vivienda al uso, como tampoco lo es el edificio. Éste acogía una de tantas antiguas fábricas que tenía el barrio y que se reacondicionó para uso residencial. A partir de aquí se entiende, pues, este concepto tipo loft del proyecto y, sobre todo, la estética industrial que se desprende en cada una de las estancias, un expreso deseo de los propietarios que RQH Studio supo potenciar con la elección de cada pieza y material.

 «La verdad es que todo resultó muy fácil, tanto a nivel del propio espacio, como del trato con los propietarios», explica Rober Quiñones-Her. Y es que cuando él llegó, los 140 m2 de superficie eran completamente diáfanos, con lo cual, «todo estaba por hacer, sí, pero a la vez, lo pudimos hacer a nuestro gusto desde cero», comenta el interiorista navarro. Es por ello que de intervención de obra hubo más bien poca; el trabajo se centró en determinar la distribución y en el interiorismo y todo se hizo en apenas dos meses.

Lo único que había de origen en la vivienda y que se decidió no solo mantener, sino ensalzar, fueron la pared de ladrillo visto, el techo de vigas y el suelo de madera de roble. Y esta particular y atractiva envolvente es la que marcó todo el proyecto en lo que a estética se refiere. La base de la madera aporta la calidez que solicitaban los propietarios, minimizando el toque frío del estilo industrial predominante.

Ya no solo uno de los atractivos del inmueble es el techo original de la antigua fábrica, sino también la propia altura, de más de tres metros, lo que da idea de la amplitud espacial que se experimenta en la vivienda.

En cuanto al otro elemento histórico, el pavimento de madera natural, se trató para devolverle al roble todo el encanto de su textura y del veteado original. Solo en el baño y en la zona de la cocina se optó por instalar el mismo porcelánico, mucho más práctico para estos usos.

El tercero de los elementos de origen que también se decidió conservar es la pared de ladrillo cara vista que recorre toda la parte interior de la fachada, integrándose en cada una de las estancias en las que se distribuyó la vivienda.

Toda esta riqueza arquitectónica es la misma que generaron los típicos lofts de Nueva York puestos en valor a mediados del siglo XX y en los que, sin duda, se ha inspirado este proyecto.

DISTRIBUCIÓN

Partiendo de la visión inicial de un espacio diáfano rectangular de 140 m2 con entrada de luz natural a través de cinco grandes ventanales, la distribución se planteó para que las tres estancias estipuladas -salón/comedor/cocina, dormitorio y baño- miraran al exterior y, a la vez, se nutrieran de esta luminosidad. Y es en la zona principal donde se decidió no vestir los ventanales precisamente para disfrutar de semejante claridad.

Entrada

El acceso a la vivienda conecta directamente con el espacio principal de la vivienda que acoge en un mismo ambiente el salón, la cocina y el comedor, a petición de los propietarios, una pareja sin hijos. La envolvente estética de los materiales originales de suelo, pared y techo genera un efecto wow! nada más acceder al loft, ya que le imprime mucho carácter a este gran espacio abierto.

De un solo vistazo se aprecian los tres ambientes que componen la zona social de la vivienda, aunque la distribución de los diferentes muebles determina el uso de cada uno, reservándoles su propio espacio y que, gracias a las generosas dimensiones, facilita el paso entre ellos.

Cocina, comedor, salón

La cocina de laca blanca es un diseño a medida de RQH Studio compuesto de un panel mural que acoge la zona de aguas y la mayoría de electrodomésticos panelados y una isla con la encimera de silestone negro donde se halla la zona de cocción y un espacio tipo barra con dos taburetes de diseño. Llama especialmente la atención la campana de tipo industrial suspendida sobre los fogones que continúa con el tubo de extracción visto, potenciando el estilo del loft.

La zona del comedor se ha dotado de una mesa para seis comensales fabricada a partir de una pieza de madera recuperada que simula una corteza de árbol. Junto a ella, en la pared, se ha aprovechado un hueco para colocar un armario a juego con la cocina. El color blanco de los diferentes elementos hace de hilo conductor en esta zona, a la vez que aportan luminosidad al conjunto donde predominan los tonos grises.

El respaldo del sofá actúa de separador y determina la zona destinada al salón propiamente, de líneas muy sencillas y con las piezas indispensables.  Destaca el sofá con chaiselongue elegido en una tapicería gris, a juego con el color de las paredes que se levantaron para la distribución de las estancias. El color coincide también con el pavimento porcelánico de la cocina y que traza una línea desde la puerta de entrada hasta el inicio del pasillo que lleva al área de descanso de la vivienda. A continuación de la cocina se hizo un armario también con los frontales en gris, un almacenamiento extra que siempre va bien.

 

Un elegante pero frío color gris es el hilo conductor cromático de todo el proyecto, suavizado por la calidez de la madera.

dormitorio

El dormitorio, dotado del mobiliario imprescindible, sigue la misma línea estética que la estancia principal del loft, teniendo en cuenta que comparten elementos como el suelo, el techo y la pared de ladrillo. Y el tono predominante también es el gris que, en este caso, potencia la sensación de recogimiento que se busca para un buen descanso. El color gris se ha elegido no solo para todos los textiles (cortinas, ropa de cama y tapizado del cabecero) y los apliques, sino también para las paredes. Destaca la pared del cabecero que RQH Studio trabajó ‘ex profeso’ para mostrar un efecto de hormigón que potenciara el estilo industrial. Tan solo se ha permitido una pequeña licencia cromática con los cojines, en azules y ocres, a juego con el cuadro.  No pasa desapercibida también la teatralidad que aportan las cortinas, gruesas y con caída, dada la altura del ventanal, un efecto que incrementa el estilo ambiental que se busca aquí.

baño

Sobre un pavimento de porcelánico (el mismo que en la cocina, pero con otro formato) se ha distribuido el baño, el único de la vivienda. Incluso para la ducha, se ha prescindido de plato y se ha utilizado el mismo suelo para crear continuidad visual, una petición expresa que hicieron los propietarios. Para la pared donde apoya el lavabo doble, RQH Studio creó un muro sobrepuesto con acabado hormigón, igual que en el dormitorio, al estilo de todo el loft. En contraste con la frialdad del color gris que predomina en todo el baño, destaca la calidez del mueble del lavabo de madera de iroko con barniz brillo.

las claves del interiorismo

Tomando como base el origen estructural de la vivienda, la petición de los propietarios a RQH Studio fue la de potenciar el espíritu industrial heredado de la antigua fábrica que antes ocupaba el edificio. No fue difícil teniendo en cuenta que el espacio se presentaba totalmente diáfano y con los principales elementos estructurales de origen que simplemente hubo de tratar y actualizar para que lucieran en todo su añejo esplendor.

La propuesta del proyecto se centró en crear una vivienda tipo loft, con la zona social completamente abierta y donde salón, cocina y comedor compartieran espacio. Y aunque el dormitorio y el baño se presentan en sendas estancias separadas, la clave está en que toda la vivienda sigue un mismo estilo unificado. En ello ayudó que la envolvente estructural (techo, suelo y paredes) ya viniera ‘de serie’ y es la que marcó la línea a seguir que se potenció con el trabajo de interiorismo realizado por RQH Studio. Un predominio del color gris, la elección del mobiliario imprescindible, detalles como la campana extractora de la cocina o grandes radiadores vistos verticales, y paredes creadas ‘ex profeso’ con acabados de hormigón (el mismo que lucen algunos pilares maestros originales), son los principales puntos que se implementaron en el proyecto.

Los cinco grandes ventanales, también de origen, que recorren la fachada juegan un papel fundamental en la vivienda, ya no solo a efectos de entrada de luz natural, sino para realzar el carácter industrial que se persigue, gracias también a los cristales de cuarterones que presenta. Todos los ventanales se dejaron como tal, e incluso sin vestir en la zona social del loft, lo único que hizo RQH Studio fue rematarlos con pladur en color gris en la parte superior y con forma de arco para suavizar la línea ascendente que, sin duda, genera una visión más acogedora.

Sin duda, el deseo de los propietarios de tener una vivienda confortable, con calidez, dentro de una estética claramente industrial, de materiales ‘al desnudo’, se ha cumplido gracias a una estudiada y acertada combinación de todos los elementos participantes

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